Caminando en silencio, de puntitas, descalza, sin brazos, sin ojos, andaré vagando por este lugar inmundo, en donde las hadas no tienen color.
Andaré buscando algo que me llene el alma y que le quite los clavos a mi corazón crucificado, ahí andaré buscando hasta que me trague de un sorbo la oscuridad de la noche, ahí me veré, secándole las lágrimas al frío que ya no velará la madrugada, que ya no velará los cementerios.
Sí, allí estaré, viendo como los cuervos descansan, como las serpientes se enroscan y como las flores se marchitan.
Vagaré por estas calles de soledad arrastrando mis cadenas. ¿Por qué no me dejaste ir contigo? ¿Por qué me condenaste a penar por esta vida miserable donde solo existe lo inexplicable?
Sin ti los días son solo llamaradas que me calcinan el alma, porque ahora mismo sin ti la luna nace muerta, porque el sol fallece ante la sublime oscuridad, porque ahora solo escucho al silencio que grita junto conmigo.
¿Amor mío donde estas?
OH luna, devota compañera que... me ayudas a encontrarme dentro de las esquinas de mi alma, tú que guías al silencio a mi recamara, ojalá pudieras con tu luz aplacar la ira del infierno y hacer que los demonios dejen ya de martirizar mi corazón.
Mi vida hasta ahora no ha encontrado un sentido verdadero, solo tu luz hace que mi alma brille. Los demonios pelean sin cesar, puedo escuchar sus blasfemias y el sonido de sus afiladas uñas desgarrándose las entrañas, mutuamente, es una realidad que no muere por mas que intento matarla.
Deseo zafarme de estas cadenas, pero cuando trato de liberarme el aire se esfuma dejándome fría, inerte y hueca, quisiera volar y dejar la vida fuera de mí.
Es como si mi propia vida contara el asco de vivir en esta sociedad putrefacta.
Mi corazón late por inercia, porque no posee ningún motivo por el cual latir, solo vaga y camina sin saber a donde, con deseos de encontrar un lugar distinto en el cual la vida le permita soñar.
Madre luna, reina de la oscuridad, princesa del inframundo, que con tu luz me dejas respirar, aun sigo aquí de pie frente a esta maldita sociedad, los demonios siguen vivos, clavándose sus garras de filo mortal, pero ahora siento estar muerta porque ya no tengo deseos de hablar.
Estoy muerta y no se quien me mató, los gritos ya no me aturden, el llanto ya se esfumó solo deseo contemplarte, aunque me quede sin voz.
Ahora siento que verdaderamente se ha desprendido mi ser interno, desde la llama del infierno y que mi verdadera sombra se desprende de mi forma, porque ahora solo estoy yo tal como soy.
No se que hacer, no se que pensar, mi alma esta tan sola que no se si respira en realidad, parece que hay mucho a mi alrededor, pero en realidad no hay nada, solo un alma llena de mentira y de maldad, de odio y de olvido, soportando día a día a esta perversa humanidad.
Luna gitana, consejera mía, que enfrentas conmigo los abrumantes días repletos por un sol luminoso, que mis ojos no pueden ver, ¿por qué odio los rostros llenos de felicidad? ¿Por qué odio las vidas perfectas?
A veces pienso que la vida no esta hecha para nadie, porque solo somos un títere más, me siento como una muñeca de trapo que se hizo para divertir a los demás, una muñeca de un maldito trapo disfrazado que miente con esa estúpida sonrisa para hacer creer a los demás que es feliz, y es de trapo porque esta hueca, en realidad no siente, no llora, no ríe, solo finge hacerlo, no tiene vida, porque espera que alguien llegue a dársela.
Bendita luna que brillas noche a noche: tu luz a llenado por fin de magia a mi corazón!
Mi vida vagaba entre campos de opacos matices olvidados, donde las flores se marchitaban y las aves morían de melancolía.
Podía escuchar el canto de los demonios y una sinfonía de muerte entre los vientos de bruma púrpura, pero en ese cruel edén encontré a un ángel muriendo en el crepúsculo, en el lado nocturno del edén, que con lágrimas de sangre, me miró y sin decir ni emitir sonido alguno me señaló una senda, senda prohibida llena de un misterio subjetivo que nos invitaba al placer.
Ahora he empezado a escuchar la razón de mi corazón, que me dice que necesito de su aliento para poder respirar, que necesito de su sangre porque de ella me alimentara.
Luna: fiel consejera, gracias por enviarme al guardián que cuidará de mi sueños, de donde no me permitirá despertar porque todo el es un sueño, un sueño real.
Cómplice nocturna que cubres mi diminuta alma, con tu radiante luz de princesa celestial:
He dejado mis ventanas abiertas, entonces cerré mis ojos y el entro con el viento escalando las paredes de mi habitación, hasta llegar al pie de mi lecho en donde sus insaciables dedos acariciaron los míos hasta llegar a mi cuello, extasiados por el aroma que el amor despide, ambos en un solo instante revelamos un silencio tan callado, ambos acurrucados sobre el manto de la noche sombría, solos, a oscuras, en silencio amándonos como dos deidades de vida inmortal.
Confidente luminosa de extraña identidad, la tez de mi ángel negro se ha vuelto pálida, ya no escucho a su corazón palpitar, su mirada ya no brilla, es transparente y fría como el cristal.
Siento su alma débil con ganas de marcharse y no volver jamás. ¡Madre nocturna, no lo puedo aceptar creo que mi ángel fallece porque sus alas ya no pueden volar! ¿Por qué me lo quitas ahora que empiezo a saber que es la felicidad? ¡No te lo lleves reina de la oscuridad!
“Y no sé si te veré después, porque tal vez moriré en mis sueños” me dijo hoy mi ángel negro con los ojos llenos de un matiz de funeral, ya casi no siento su aliento su tez empalidece cada vez más.
¿Quién me lo esta arrancando? ¡No se lo pueden llevar! Las lágrimas brotan sin esperarlas porque me avisan que pronto te irás. ¡Príncipe oscuro no me dejes en este mundo que es tan cruel conmigo, llévame contigo a ese lugar opaco lleno de sombras y ángeles caídos no me dejes morir en soledad!
Luna de miedo, dama hechicera que sabes lo inevitable, y me acompañas a seguir en esta tragedia caminante y parlante llamada vida:
Luna de miedo, dama hechicera que sabes lo inevitable, y me acompañas a seguir en esta tragedia caminante y parlante llamada vida:
Mi ángel a muerto, ahora solo puedo vivir para llorar, deseo sacar de adentro todo este dolor que siento y que con un solo alarido mi corazón transmita lo que dentro de el palpita.
Ahora solo me queda invocarlo en mis noches en donde nada existe más que él.
Mis ojos lloran lágrimas de sangre, mis heridas entonan una nueva canción, las notas tan tristes reflejan mi alma que escupe coágulos de amargo dolor y en este pantano tan frío, lo único que hago es recordar a mi ángel caído quien se marchó sin decir adiós.
Luna inmovible, reina del mal, ahora ya no se a donde se dirige el viento, ni su posición en este momento, cuando creí conocer su rumbo, el mismo se encargó de voltear mi mundo quitando la alegría que por primera vez conocía, dejando mi alma nuevamente en medio de esta dulce soledad sombría…
La luna se ha quedado viuda, tan sola sin ti, y yo tan desolada buscándote en ella, vagando por el mundo como un ánima en pena, ansiosa de descansar para siempre a tu lado.
“TE BUSCARE EN LA LUNA HASTA QUE ELLA NOS ENCUENTRE A LOS DOS”