sábado, 4 de julio de 2015

mascara

Soy un buscador de la felicidad


“No te dejes engañar por mí.
No permitas que te engañen mis apariencias.
Porque no son más que una máscara, quizá mil máscaras que temo quitarme, aunque ninguna me representa.
Doy la impresión de estar seguro, de que todo va viento en popa, tanto dentro como fuera, de que soy la confianza personificada, de que la calma es mi segunda naturaleza, de que controlo la situación y de que NO TENGO NECESIDAD DE NADIE.
Pero no me creas, te lo ruego.
Externamente puedo parecer tranquilo, pero lo que ves es una máscara.
Por debajo, escondido, está mi verdadero yo sumido en la confusión, el miedo y la soledad. Pero lo escondo.
No quiero que nadie lo sepa.
Me aterra pensar que pueda saberse. Por eso tengo constantemente necesidad de crear una máscara que me oculte, una imagen pretenciosa que me proteja de las miradas sagaces.
Pero esas miradas son precisamente mi salvación, y lo sé perfectamente, con tal de que vayan acompañadas de la aceptación y del amor.
Entonces, esas miradas, se convierten en el instrumento que puede liberarme de mi mismo, de los mecanismos de defensa y las barreras que he levantado entorno a mí, en el instrumento que puede mostrarme aquello de lo que no consigo convencerme: que realmente tengo un valor.
Pero esto no te lo digo, no tengo coraje:
Me da miedo que tu mirada no venga acompañada de la aceptación y del amor.
Quizá temo lo que puedas pensar, que puedas cambiar de opinión sobre mí, que te burles de mí y que tu sonrisa me fulmine.
En el fondo, lo que temo es No valer nada, y que tú te des cuenta y me rechaces.

pasado

Soy un buscador de la felicidad



     Le escribí una carta aquellos besos no correspondidos que regalé sin razón, aquellos que tanto negué por miedo, le digo adiós aquellas ilusiones que según yo eran amor, porque tuve que visitar corazones para descubrir donde encajaba el mío y ahora lo sé, es en el que siempre estuvo ahí para mí y del cual nos pertenecíamos.
Le digo adiós a las lágrimas acumuladas que no debían porque recorrer mis mejillas, pero fueron necesarias para que esas risas pudieran salir puras y sinceras, le digo adiós a los abrazos negados y otras tantos más que no deberían haber menguado, le digo adiós a las peleas necesarias pero dolorosas que tuve durante tantos años, con mis hermanos, algunos amigos, líderes, amores, etc. Le digo adiós a las aventuras vividas pero que aún conservo en mi corazón.
Le escribí una carta al pasado porque le agradezco a DIOS lo que me dio, lo que me negó, lo que me quitó, lo que me acumuló, lo que no necesitaba y por lo que me hacía falta , a  partir de hoy es una nueva etapa, un nuevo piso que escalar, una nueva aventura por escribir, una nueva vida por descubrir.
No me despido de él, sé que siempre será parte de mí, siempre estará presente cuando yo lo llamé con mis recuerdos, pero ya no es necesario en mi presente mucho menos en mi futuro; ahora comienzo un nuevo capítulo una nueva vida, confieso que tengo melancolía, porque deja de transcurrir tantos años, tantas risas, llanto, dolor, crecimiento, amigos y todo aquello  he acumulado.
Pero sé que ahí estará, sin embargo, querido pasado: por favor sólo regresa para recordarme lo fuerte que me he hecho en las pruebas, sólo regresa cuando olvide lo mucho que me aman las personas  a mi alrededor y lo bueno que me han dado, por favor sólo regresa cuando sienta que no puedo más y me des una palmadita para empujarme hacia delante, sólo regresa cuando tenga que perdonar las heridas o traiciones, rencores que quieran regresar y no sé donde las guarde, sólo regresa cuando necesite sonreí en momentos de soledad y tenga que recordar momentos que marcaron mi vida, sólo regresa cuando sea necesario.

Soy un buscador de la felicidad





       1.-He parido un hijo que no es mío. Lo entrego al mundo.
2.-Este hijo no ha venido a cumplir mi proyecto, ni los proyectos de mi árbol genealógico, sino el suyo propio.
3.-No lo bautizo con ningún nombre ya presente en el árbol, ni con nombres que le impriman un destino.
4.-Se lo doy todo, lo crío con afecto, sin dejar de ser yo misma, sin adicción al sacrificio, sino con responsabilidad y desde la libertad.
5.-Le ofrezco herramientas que ayuden a construir el edificio de su propia vida, pero acepto que tome libremente las que él juzgue adecuadas y rechace las inadecuadas para él. Me doy cuenta que la mejor manera de enseñar a un hijo no es con mítines, ni con límites, sino con el ejemplo.
6.-Acepto que deje de llamarme “mamá” cuando él lo decida, para pasar a llamarme por mi propio nombre, porque así rompe lazos de dependencia y la relación entre ambos se equilibra.
madre feliz
7.-Le permito y facilito que tenga un espacio privado e íntimo en la casa que sienta como su propio territorio.
8.- En cuanto a la elección de sus amistades, de su carrera, de sus actividades de ocio, etc., le escucho, le doy mi parecer, pero no selecciono nada por él, ni le prohíbo ni lo obligo.
9.- Dejo que mi hijo cometa errores, que se caiga, que no sea perfecto. Comprendo que cada fracaso es un cambio de camino y con ellos se crece cada día; si lo protejo demasiado lo bonsaitizo, nunca será adulto.
10.-Jamás definiré a mi hijo (“es tranquilo”, “eres nervioso”, “es tímido”…), porque entiendo que los niños se forman su autoconcepto a partir de lo que sus padres dicen de él. Le transmito que dentro de él están todas las posibilidades del ser, lo es todo en potencia.